lunes, 14 de mayo de 2012

Windows on the World


Hace un par de semanas apareció entre los trastos una caja de madera con más recuerdos de los que puedo abarcar. Voy vaciándola poco a poco. Otro de los hallazgos ha sido un encendedor muy americano (de gasolina) y dos cajas de cerillas. No tendrían nada de particular si no fuesen de un restarurante ya desaparecido. Windows on the World. Es el que había en la torre norte del World Trade Center. Era un restaurante de super lujo donde se podía comer a la europea, o sea, muy bien. Facturaba más de 30.000.000 de $ al año. El chef siempre era uno de los mejores cocineros europeos o americanos. Han pasado 24 años, no ha llovido nada.

En Manhattan todo es a lo grande y a lo pequeño. Nos alojamos en el Sheraton, muy alto, y había lujo por todas partes. Las calles, los edificios, los coches, todo descomunal. Sin embargo, el espacio se pagaba muy caro, como ahora, y los negocios eran un prodigio de aprovechamiento de espacio.

Visité oficinas de NY, además de lo típico que se ve siempre. Los americanos se mueven en coche hasta para ir a mear. Pero tienen unos horarios que aquí, tras el franquismo, nunca haremos. A las cinco de la tarde desaparecen y se van a sus casas. Hay una ciudad para los turistas y otra para los currantes.

Las torres, en los pisos más altos, se movían. Si uno pegaba la cara al cristal, notaba el balanceo. En el restaurante, que estaba en lo más alto, era increíble la vista (y la comida). Recuerdo que mientras comía dije  que aquello se movía un poco y un camarero nos explicó que en días de mucho viento se podía mover varios centímetros. Que los rascacielos de NY se mecían con el viento. Como los del resto del mundo, pero en el 88 eso nos sonaba a chino a los catalanitos con cara de "Camacus I love NY"

No hay comentarios: