jueves, 19 de marzo de 2009

Rosa

Cuando un amigo se va...
20090322013030-27122008-007-.jpg

Muchas veces he oido decir que cuando alguien va a terminar su camino por esta vida, llega a saberlo. Mi amiga me dijo hace poco más de un mes que estaba cansada de tanto dejarse la piel para nada y que estaba harta de su mala salud. El pasado sábado (14.3) dijo que si se moría, le gustaría ser incinerada y que sus cenizas fueran a parar a partes iguales al mar y al lado de sus padres. Se fue 48 horas después.

La muerte es democrática, a todos nos llega sin excepción; pero hay veces que golpea con fuerza. Hay veces que golpea con saña. Y hay veces que, no por esperada, sigue siendo injusta. Máxime cuando la persona que ya la veía venir tenía, como es el caso, tenía sólo 31 años.

Tiene una entrada en el blog. Me mandaba fotos para el blog de Segur, colaboraba con datos a pie de calle, me llamaba para un café. Ultimamente volvió a Segur y nos veíamos con relaitva frecuencia. Me dijo que se iba a ir. Lo que no sabía es cuando, sólo que pronto. Y así lo hizo. Un derrame se la llevó y vive en la memoria de los que la queríamos.